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viernes, 1 de noviembre de 2013

Réquiem. Anna Ajmátova

En lugar de prefacio.


Anna Ajmátova por Nathan Altman.

    En los terribles años de Yezhov pasé 17 meses en las colas de las cárceles de Leningrado. En una ocasión, alguien, de alguna manera, me reconoció. Entonces, una mujer de labios azules que estaba tras de mí, quien, por supuesto, nunca había oído mi nombre, despertó del aturdimiento en que estábamos y me preguntó al oído (allí todas hablábamos en voz muy baja):



-Y esto, ¿puede describirlo?

Y yo dije:

-Puedo.

    Entonces algo parecido a una sonrisa asomó por lo que antes había sido su rostro.


Dibujo de Amedeo Modigliani.
1 de abril de 1957
Leningrado

Anna Ajmátova

     La mítica poeta rusa Anna Ajmátova (1889-1966) escribió Réquiem entre los años 1935 y 1940, luego de la muerte de toda su familia bajo el régimen de Stalin.  



sábado, 21 de septiembre de 2013

El llano en llamas de Juan Rulfo

Uno ha creído a veces...que nada habría después.

Fragmento: Cuento Nos han dado la tierra de El llano en llamas de Juan Rulfo
Foto: Patricia Bottero


Cañón de Talampaya

    Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros.
    Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después; que no se podría encontrar  nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un pueblo. 
     Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor del humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.
     Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca.
   Hemos venido caminando desde el amanecer. Ahorita son algo así como las cuatro de la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde está colgado el sol y dice:
-Son como las cuatro de la tarde


domingo, 8 de julio de 2012

Devociones para ocasiones emergentes de John Donne.


Meditación XVII (fragmento)

Homenaje al Guernica de Picasso, Carlos Castagnino
Museo Castagnino, Mar del Plata, Argentina.
¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?

¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?

¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?   

Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.

Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.  
                                                                                               John Donne (1624)


Parte de este poema introduce la novela Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway (1940) y es citado en la película Hemingway y Gellhorn (2012)

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domingo, 1 de julio de 2012

La pantera de Rainer Maria Rilke


Poesía en el cine.


"Cuando mi hijo nació sano, nunca pregunté por qué, 
¿por qué, tanta felicidad?" 
-madre de Leonard
                                                                                                                              
En el Jardin des Plantes, París

Su mirada está del paso de las rejas
tan cansada, que no retiene ya objeto alguno.
Para ella, es como si mil rejas hubiera
y detrás de las mil rejas ningún mundo.

La marcha muelle de trancos dúctiles y recios
girando de un ínfimo círculo en la nada
es como una danza de fuerza en torno a un centro,
en que se yergue una voluntad narcotizada.

Sólo a veces, permite en silencio la apertura
a la pupila el velo. - E ingresa una figura:
por la tensa calma de los miembros va a correr,
para en el corazón cesar, luego, de ser.


La pantera, poesía leída por el doctor Malcolm Sayer (Robin Williams) en la película Despertares (1990), dirigida por Lenny Marshall, basada en el libro del Dr. Oliver Sacks. 
Leonard Lowe (Robert de Niro), paciente en estado vegetativo a causa de una encefalítis letárgica, le explica con los versos de Rilke, cómo se siente, antes de "despertar".

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Más Poesía.

sábado, 7 de abril de 2012

El llanto del desierto.

A los bosques nativos...


Altivos los bosques
gemían consuelo.
Es que habían muerto
todos sus abuelos.

Incluso sus padres.
Incluso sus nietos.
Faltaba familia.
No había consuelo.

Ya no habría hijos,
ni sombra, ni besos.
No más corazones,
sólo cementerios.

Lloraba el quebracho,
lloraba “el abuelo”.
Se cubría el roble,
coyanco por medio.

Las almas mapuches     
no podían creerlo…
Lloraban en fila.
¡Newen, de los pueblos!


  Hoy las araucarias.
Ayer los cipreses.
Todos visten luto.
Nadie los detiene.

El palo rosado,
reza al palo santo.
El lapacho ateo,
reza del espanto.


Los pájaros cantan,
cantos gregorianos.
El perico monje,
el blues funerario.

El desierto llora,
la masacre verde.
Rugen hoy los cielos.
¡Es que hay, tantos muertos!

El sol deprimido
lidera el cortejo.
Lo escoltan calquines,
la luna y los cerros.


Un huinca impotente,
se une al cortejo.
Cansadas las piedras,
ruedan desde lejos.

Todos visten luto.
Es misa de viernes.
Llora el cultrún blanco.
Suena el réquiem verde.


Brisa a media asta.
Brazaletes negros.
Hoy todo es silencio.
Hoy todo es lóbrego.

Ayer bosque verde.
Hoy desierto negro.
Día de difuntos.
Día de tus muertos.


Patricia Bottero


sábado, 13 de agosto de 2011

El secreto de Gustav Eberlein. Teatro Colón. Ciudad de Buenos Aires. Argentina

Fotogalería: La vida, ese secreto.
Fotos: Patricia Bottero
Poema: Ítaca de Constantino Cavafis.

Cuando salgas de viaje para Ítaca,
desea que el camino sea largo,
colmado de aventuras, de experiencias colmado.


A los lestrigones y a los cíclopes,
al irascible Posidón no temas,
pues nunca encuentros tales tendrás en tu camino,
si tu pensamiento se mantiene alto, si una exquisita
emoción te toca cuerpo y alma.


A los lestrigones y a los cíclopes,
al fiero Posidón no encontrarás,
a no ser que los lleves ya en tu alma,
a no ser que tu alma los ponga en pie ante ti.


Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que -¡y con qué alegre placer!-
entres en puertos que ves por vez primera.

Detente en los mercados fenicios
para adquirir sus bellas mercancías,
madreperlas y nácares, ébanos y ámbares,
y voluptuosos perfumes de todas las clases,
todos los voluptuosos perfumes que te sean posibles.

Y vete a muchas ciudades de Egipto
y aprende, aprende de los sabios.

Mantén siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.


Pero no tengas la menor prisa en tu viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que viejo al fin arribes a la isla,
rico por todas las ganancias de tu viaje,
sin esperar que Ítaca te va a ofrecer riquezas.

Ítaca te ha dado un viaje hermoso.


Sin ella no te habrías puesto en marcha.
Pero no tiene ya más que ofrecerte.

Aunque la encuentres pobre, Ítaca de ti no se ha burlado.


Convertido en tan sabio, y con tanta experiencia,
ya habrás comprendido el significado de las Ítacas.


Traducción de Ramón Irigoyen. Seix Barral, Barcelona, 1994.


Quizás te interese también el Salón Dorado del Teatro Colón, el  Salón Dorado de la Casa de la Cultura, el Mural de la cúpula del Teatro Colón o los Vestuarios del Foyer.

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domingo, 3 de julio de 2011

Carmina Burana. Teatro San Martín. Buenos Aires. Argentina (reposición)

¡Festejad pues, nuestro Coeur d´amour!
por Patricia Bottero

      Con coreografía de Mauricio Wainrot y música de Carl Orff , el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín vuelve a destacarse por su madurez interpretativa y su entrega.
     El espectáculo formó parte de la cartelera de Danza del 2010 del Teatro San Martín. Un impactante cuadro integró los festejos de su 50º Aniversario. Se repuso en febrero del 2011 en el Anfiteatro Eva Perón del Parque Centenario. Ahora nuevamente en la sala Martín Coronado del San Martín hasta el 8 de julio.Vortumna continúa del lado del público, para volver a deleitarse.

 Vestuario y escenografía Carlos Gallardo

/kármina/ 

¡Ay, Vortumna!
Ruedas el destino a cara o seca.
Más que como la luna,
eres la pleamar cuando sonríes,
la bajamar cuando te alejas.
Eres el dejo de tu pestañeo.
Tan perversa y bella.


¡Dueles impredecible!
Cuando estas de mi lado;
a Dios me inclino.
Cuando colocas tus colmillos
sobre mi cuello;
a Dios maldigo
en el silencio impío.


¡Bestia inhumana!
Primero seduces
con la fuerza de la primavera.
Luego arrasas mi juventud:
¡Salud divina!
Con tus desvaríos inconstantes
y tus llantos jocosos en la taberna.


¡Festejad pues, mi Coeur d´amour!
La primavera se acerca.
Deleitémonos en los prados.
En los valles de Ducharme,
sólo hay soledades.
Allí, la bella Oscuridad; oprime.
Dejemos a la gran Fidelidad hacer lo suyo.


¡No elijas la puerta ancha!
Por allí, nadie se salvará dijo el Señor.
Deja la broma, los vicios y los placeres.
No puede Baco cambiar tu suerte.
Sólo el amor te hará florecer.
Deja a Venus, a Flora y a Fauna
Cambiar, la rueda de tu suerte.


¡Ay, Vortumna!
Ruedas el destino a cara o seca.
Más que como la luna,
eres la pleamar cuando sonríes,
la bajamar cuando te alejas.
Eres el dejo de tu pestañeo.
Tan perversa y bella.

miércoles, 25 de mayo de 2011

XI Premio Casa de América de Poesía Americana- Madrid-España

Piedad Bonnett, la flamante ganadora 2011.
Poesía para seguir viviendo.
por Patricia Bottero
 
Piedad Bonnett
 "El acto creador del escritor entraña una profunda paradoja:realizado en la más absoluta soledad, está destinado a propiciar una de las formas más plenas de comunicación, sólo superada tal vez por la que existe en la relación íntima de dos personas enamoradas" Piedad Bonnett

       La obra poética: "Explicaciones no pedidas" de la poeta, dramaturga y traductora Piedad Bonnett, nacida en  Amalfi, Antioquia, Colombia en 1951, fue la ganadora del XI Premio Casa de América de Poesía Americana. La selección se realizó entre 391 obras provenientes de 22 países.
      El jurado destacó "su inteligencia, su delicadeza y sus recursos poéticos, que consiguen establecer un diálogo unitario entre la imaginación y la realidad".
      Piedad Bonnett ha escrito siete libros de poemas: De círculo y ceniza,  Nadie en casa, El hilo de los días, Ese animal triste, Todos los amantes son guerreros, Tretas del débil y Las herencias. También novelas como Después de todo, Para otros el cielo y El prestigio de la belleza; y varias obras de teatro como Gato por liebre y Se arrienda pieza. Es una de las más destacadas escritoras colombianas.
      Disfrutémosla en un poema de su Antología poética:

Los imperturbables
Un sentimiento incómodo la compasión
ese que se levanta
al ver que el joven con el que nos cruzamos
el de la frente gacha
tiene los ojos húmedos

o que un anciano ciego tropieza y manotea
con los anteojos rotos y las rodillas rotas
y la cara turbada de los abandonados

que una multitud huye
cargando sus gallinas y el peso de sus muertos

La compasión confunde
                                   (nos hace odiar y amar al mismo tiempo)
desata nuestras culpas
adensa entre las manos la moneda
con la que consolamos la impotencia

y nos convierte en frágiles
seres sentimentales
tan oscuros a veces a las puertas del sueño

e incapaces de ir firmes y rotundos
como esos otros
                                   los imperturbables.



lunes, 16 de mayo de 2011

Del maravilloso mundo de los animales: Los corderos de Daniel Veronese

Los corderos

Timbre4- Buenos Aires- Argentina
Histrión Teatro- Granada- España


Contemplo la casa desvencijada.
Entra el gallito ciego amordazado.
La niña es una mujer.
Veo la cicatriz.

Llega el amigo del gallito, el hombre de la mujer,
el vecino de la mujer, "la niña"de la mujer.
Soy testigo impotente junto a otros del abuso a "la niña"
Veinte años abierta la cicatriz.

El gallito es ahora el padre.
El revólver no mata corderos. 
Herido el gallito ve ciego y amordazado.  
Los observo desde la primera fila.

"La niña" recibe su paga. 
Veo en la mujer a la niña abusada.
Vindicación consumada.
Sangra la cicatriz.


Patricia Bottero

jueves, 31 de marzo de 2011

Museo de la Poesía Manuscrita "Juan Crisóstomo Lafinur" La Carolina-San Luis- Argentina

Los poemas de los cerros
por Patricia Bottero
"Yacía. Su rostro erguido estaba....
Los que le vieron vivir así no sabían
hasta qué punto él era uno con todo esto..."
La muerte del poeta-Rilke

Placa en la 1ª escuela fundada por Sarmiento
San Francisco del Monte de Oro- San Luis

       Partiendo de la pequeña ciudad de San Francisco del Monte de Oro, lugar donde Domingo Faustino Sarmiento fundara la primera escuela con 7 alumnos y tan  sólo 15 años de edad;  nos separan 33 kilómetros por la ruta provincial Nº 9, atravesando la Pampa de la Invernada, del valle de La Carolina.

      El camino gana altura en incontables zig zag y el lento ascenso a la montaña se produce, la meta es el cerro volcánico Tomolasta, para descender luego hasta los 2000 metros y  encontrarnos con el imponente marco, que refugia lo que fuera la casa del poeta Juan Crisóstomo Lafinur.
   

 Arroyo en la Pampa Invernada  
Punto panorámico en el ascenso al Tomolasta 
      Atrás, quedaron los bellos arroyos, las montañas con sus curvas caprichosas.
    
    Lejos, la ruta totalmente solitaria. 

    Borrosos en   la memoria,los ruidos citadinos.   
   
    
    El cielo límpido y el aire fresco de un día radiante del mes de marzo, nos invitan al recorrido apaciguado por el lugar habitado únicamente por versos. Poemas sellados en papeles adormecidos y melancólicos a la espera de pupilas encendidas que se enamoren de ellos, y los salven.
 

Punto panorámico en el ascenso al Tomolasta
      Nos escolta un camino de esculturas en bronce de cabezas de hombre y mujer extendidos en fila sobre una rampa. El silencio del salón del museo, de moderno diseño, nos invita a la lectura.
    
Camino de las esculturas
       Aquí, se albergan manuscritos originales exhibidos en vitrinas, de variados escritores regionales, nacionales y extranjeros. Algunas de los textos de artistas regionales los  encontramos también, en otras partes de las provincia.

       Entre ellos podemos leer el poema Digo la Mazamorra del poeta merlino, Antonio Esteban Agüero, nacido en Piedras Blancas que está colocado en su morada, próximo al algarrobo “Abuelo” en la Villa de Merlo. Allí son los brazos cansados del “Abuelo” los que lo protegen, aquí es la mirada totémica del cerro Tomolasta la que no lo descuida ni un segundo. En todas partes, es la inefable, Mercedes Sosa, quien le puso la voz y el alma, como sólo ella sabía hacerlo a este poema:

Digo la mazamorra

La Mazamorra, ¿sabes?, es el pan de los pobres,
la leche de las madres con los senos vacíos,
- yo le beso las manos al Inca Viracocha
porque inventó el Maíz y enseñó su cultivo -.

Sobre una artesa viene para unir la familia,
saludada por viejos, festejada por niños,
allá donde las cabras remontan el silencio
y el hambre es una nube con las alas de trigo.

Todo es hermoso en ella: la mazorca madura,
que desgranan en noches de viento campesino,
el mortero y la moza con trenzas sobre el hombro
que entre los granos mezcla rubores y suspiros.

Si la prefieres perfecta busca un cuenco de barro,
y espésala con leves ademanes prolijos
del mecedor cortado de ramas de la higuera
que en el patio da sombra, benteveos, e higos.

Y agrégale una pizca de Ceniza de jume,
la planta que resume los desiertos salinos,
y deja que la llama le transmita su fuerza
hasta que asuma un tinte levemente ambarino.

Cuando la comes sientes que el Pueblo te acompaña
a lo largo de valles, por recodos de ríos,
entre las grandes rocas, debajo de cardones
que arañan con espinas el cristal del estío.

El Pueblo te acompaña cada vez que la comes,
llega a tu lado, ¿sabes?, se te pone al oído
y te murmura voces que suben a tu sangre
para romper la niebla del mortal egoísmo.

Porque eres uno y todos, comiendo el alimento
de todos, en la fiesta del almuerzo tranquilo;
la Mazamorra dulce que es el pan de los pobres,
y leche de las madres con los senos vacíos.

Cuando la comes sientes que la tierra es tu madre,
más que la anciana triste que espera en el camino
tu regreso del campo, la madre de tu madre,
- su cara es una piedra trabajada por siglos -.

Las ciudades ignoran su gusto americano,
y muchos ya no saben su sabor argentino,
pero ella será siempre lo que fue por el Inca:
nodriza de los pueblos en el páramo andino.

La noche en que fusilen canciones y poetas
por haber traicionado, por haber corrompido
la música y el polen, los pájaros y el fuego,
quizás a mi me salven estos versos que digo ...

Antonio Esteban Agüero en
 "Un hombre dice su pequeño país"

Museo de la Poesía Manuscrita
      Algunos manuscritos requieren del esfuerzo visual por desentrañar lo que la letra borroneada acoge. Otras veces, los mismos están expuestos en gigantografías que aunque más legibles y vistosas, carecen del valor del puño y letra, del papel amarillento, compañero y cómplice de largas horas de ahínco por hallar la palabra precisa para después, victoriosos disfrutar la saciedad que eso provoca.

     Polifacético, Lafinur fue filósofo, docente reformista, maestro en artes, teniente en el ejército de Manuel Belgrano, dramaturgo, músico, periodista, abogado y poeta. Su nombre alude a Crisóstomo, uno de los padres de la iglesia griega, mencionado por el Dante en el Canto XII, de los espíritus sabios, del Paraíso de la Divina Comedia.
     
     Entre sus poemas patrios expuestos encontramos:

 Canto elegíaco a la muerte del General Manuel Belgrano


¿Por qué tiembla el sepulcro, y desquiciadas
sus sempiternas losa de repente,
al pálido brillar de las antorchas
los justos y la tierra se conmueven?
El luto se derrama por el suelo
al ángel entregado de la muerte,
que a la virtud persigue: ella medrosa
al túmulo volóse para siempre.
Que el campeón ya no muestra el rostro altivo
Fatal a los tiranos; ni la hueste
Repite de la Patria el sacro nombre,
Decreto de victoria tantas veces.
Hoy enlutando su pendón, y al eco
del clarín angustiado, el paso tiende,
y lo embarga el dolor; ¡dolor terrible
que el llanto asoma so la faz del héroe!...
Y el lamento responde pavoroso:
Murió Belgrano, ¡oh, Dios! ¡así sucede
la tumba al carro, el ¡ay! Doliente al ¡viva!,
la pálida azucena a los laureles!
¡Hoja efímera cae!, ¡tal resististe
al Noto embravecido y sus vaivenes!
¡La tierra fría cobra tus despojos,
que abarcará por siempre!; mas no puede,
¡campeón ilustre! ¡atleta esclarecido!,
la mano que te roba hollar las leyes
que el corazón conoce; envanecido
el jaspe os mostrará a los descendientes
de la generación que te lamenta.
La patria desolada el cuello tiende
al puñal parricida que le amaga,
en anárquico horror: la ambición prende
en los ánimos grandes, y la copa
da la venganza al miedo diligente.
Aún de Temis el ínclito santuario
profanado y sin brillo; el inocente,
el inocente pueblo, ilustre un día,
a la angustia entregado; el combatiente
sus heridas inútiles llorando
escapa al atambor; el país se enciende
en guerra asoladora que lo ayerma,
asoma la miseria, pues que cede
la espiga al pie feroz que la quebranta,
y ¿ora faltas Belgrano?...¡Así la muerte
y el crimen, y el destino de consumo,
deshacen la obra santa, que torrentes
vale de sangre y siglos mil de gloria,
y diez años de afán!...¡Todo se pierde!
Tu celo, tu virtud, tu arte, tu genio,
tu nombre en fin, que todo lo comprende,
flores fueron un día; marchitólas
la nieve del sepulcro. Así os lamente
la legión que a la gloria condujiste:
con tu ejemplo inmortal probó el deleite,
la magia del honor, y con destreza
amar le hicisteis el tesón perenne,
el hambre angustiadora, el frío agudo...
Suspende ¡oh, musa! Y al dolor concede
una mísera tregua. Yo lo he visto
al soldado acorrer que desfallece,
y abrazarlo, cubrirlo y consolarlo.
Ora rayo de Marte se desprende,
y al combate amenaza y triunfa y luego
¿qué más hacer?...El desairar la suerte,
y ser grande por sí, ésta no es gloria
del común de los héroes; él la ofrece
en pro de los rendidos que perdona.
Ora el genio se presta y lo engrandece:
corre la juventud, y a la natura
la espía en sus arcanos, la sorprende,
y en sus almas revienta de antemano
el germen de las glorias. (4) ¡Oh! ¡quién puede
describir su piedad inmaculada,
su corazón de fuego, su ferviente
anhelo por el bien! Solo a ti es dado,
historia de los hombres: a ti que eres
la maestra de los tiempos. El arca de oro
de los hechos ilustres de mi héroe,
en ti se deposita; recogedla,
y al mundo dadla en signos indelebles.
Y vos, ¡sombras preciosas de Balcarce,
de Oliver, de Colet, Martínez, Vélez!,
ved vuestro general; ya con vosotros;
abridle el templo que os mostró valiente.
¡Tucumán! ¡Salta! ¡Pueblos generosos!
Al héroe del febrero, y del septiembre
Alzad el postrer himno, mas vosotras, 
Vírgenes tiernas, que otra vez sus sienes
Coronasteis de flores, id a la urna,
y deponed con ansia reverente
el apenado lirio; émulo hacedlo
de los mármoles, bronces y cipreses.

Juan Crisóstomo Lafinur 

      Los retratos de los toilletes están señalizados con los nombres de quienes fueran los habitantes del lugar: Carmen y Juan. ¿Quién no soñó alguna vez con un refugio en la montaña? ¿Quién no soñó con inviernos de  cerros nevados y veranos de cielos tan puros como el que hoy nos ofrece majestuoso el valle de La Carolina?

      Algo potente, hermoso y a la vez triste y mudo hay en el aire de las afueras del museo; cuando de pronto leemos que Juan Crisóstomo Lafinur murió con tan sólo 27 años de edad, algunas sensaciones parecen descifrarse. Cruzando un puente yace su tumba, volvemos a mirarla, ya no es la misma tumba de hace unos minutos, ya no somos los mismos visitantes…

     A través de un panel que figura cerca del monumento en granito, donde el dueño descansa, podemos leer un poema que le dedicara, Jorge Luis Borges. Una investigación posterior nos develará que Lafinur fue su tío abuelo paterno.


Juan Crisóstomo Lafinur (1797-1824)

“El volumen de Locke, los anaqueles,
la luz del patio ajedrezado y terso,
y la mano trazando, lenta, el verso:
La pálida azucena a los laureles.
Cuando en la tarde evoco la azarosa
procesión de mis sombras, veo espadas
públicas y batallas desgarradas;
con Usted, Lafinur, es otra cosa.
Lo veo discutiendo largamente
con mi padre sobre filosofía
 y conjurando esa falaz teoría
   de unas eternas formas en la mente.
 Lo veo corrigiendo este bosquejo,
  del otro lado del incierto espejo”.
 
                   
 “La Moneda de Hierro” de Jorge Luis Borges
      Más atrás, vemos un laberinto borgiano donde juegan algunos niños. Sus risas nos hacen imaginar al niño que alguna vez fue feliz allí.
      Nuestro camino continúa. La visita nos ofreció impresiones distintas a las imaginadas. Los manuscritos fueron una parte del recorrido, las poesías no estaban sólo en los sitios esperados, quedaron en la impronta que nos llevamos dentro, basta entender el idioma secreto de los cerros. 

Estela de madrugada de Ricardo Halac

En busca de un destino correcto. por Diego Sánchez y Solís @DiegoSyS   El Centro Cultural San Martín presenta la obra Estela de...