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viernes, 1 de noviembre de 2013

Réquiem. Anna Ajmátova

En lugar de prefacio.


Anna Ajmátova por Nathan Altman.

    En los terribles años de Yezhov pasé 17 meses en las colas de las cárceles de Leningrado. En una ocasión, alguien, de alguna manera, me reconoció. Entonces, una mujer de labios azules que estaba tras de mí, quien, por supuesto, nunca había oído mi nombre, despertó del aturdimiento en que estábamos y me preguntó al oído (allí todas hablábamos en voz muy baja):



-Y esto, ¿puede describirlo?

Y yo dije:

-Puedo.

    Entonces algo parecido a una sonrisa asomó por lo que antes había sido su rostro.


Dibujo de Amedeo Modigliani.
1 de abril de 1957
Leningrado

Anna Ajmátova

     La mítica poeta rusa Anna Ajmátova (1889-1966) escribió Réquiem entre los años 1935 y 1940, luego de la muerte de toda su familia bajo el régimen de Stalin.  



lunes, 28 de octubre de 2013

Paisaje lacustre con Pocahontas. Arno Schmidt

Günter Grass: "...Así, se vuelve una aventura alabarlo a usted, estimado Arno Schmidt..."







"¿Leíste a Arno Schmidt? Es un alemán que se nos parece un poco, es decir que es terriblemente intelectual y al mismo tiempo está más vivo que un gato de azotea"

                                                                                                                                                   Julio Cortázar

(Carta a Francisco Porrúa. París, 5 de enero de 1964) 



            
                                                                                       
Fragmento.

Ratatán ratatán ratatán. / Hubo un rato durante el que las muchachas tuvieron círculos negros en lugar de ojos, caras de lechuzas mundanas con una grieta transversal de color rojo fuego: Ratatán. / Sauces en el valle del Kyll. Del otro lado un perro negro hacía oscilar sus brazos de lana amenazando sin cesar a un buey. Desde todos lados, pensamientos: con llamas como rostros; en sobretodos negros bajo los cuales caminaban piernas largas y blancas; pensamientos como reposeras vacías puestas al sol: ratatán. / Rostro y pelo circundados de humo: esta vez corría de una pícara naricita rubia, 2 rizadas fuentes, de medio metro de largo, hacia abajo, hasta un manual de química (pero empequeñecida por el sueño y sin gusto, por lo tanto ningún pensamiento de túnel). / Ratatán: sobre un mantelito de cielo bordado multicolor, rústico, azulado por el viento, un plato invisible con orla dorada. El eterno niño de al lado fue el primero en ver el edificio iluminado de blanco en Colonia: "¡Maaa, mida eto!"

"Boletos por favor" (y también quiso ver mi cédula de refugiado, por si realmente merecía la última reducción de la tarifa). El Sarre se había adornado con un largo baldaquín de niebla; niños se bañaban a los gritos en los diques; en frente de Serrig ("¡Aduana: media hora de parada!") amenazaba una Suiza Sajona. / Treveris: hombres corrían al lado de valijas galopantes; burbujas de ojos espiaban a través de todas las ventanillas: subió a mi compartimento una monja con sus muchachas excursionistas de algún week-end santo, figuras con oblicuas y cerosas miradas de Jesús, revoltijo de cruces temblequeantes, el cordón blanco Suwa (con varios nudos: ¿será una especie de jerarquía?). / La Biblia: para mí, un libro desordenado con 50.000 variantes de texto. Lo suficientemente viejo y cocoliche, lírica amorosa, anécdotas, aquel anacoreta que encontró una surgiente caliente en el desierto, recetas políticas; y por supuesto, eternamente extraño por influencia de la hábil e inescrupulosa propaganda, y sobre todo por la malvada obligación externa, compelle intrare. El ?Señor' sin cuya voluntad ningún gorrión cae del techo y 10 millones no pueden morir en cámaras de gas en los campos de concentración: ¡qué tipo tan extraño -si hoy en día existiese! / Pero este valle del Kyll era hermoso y solitario. En Gerolstein, ciudad de festivales sigfridenses, héroes colgaban de una mano de sus lanzas, también un guarda dormía apoyado en su cartel, encorvado, y apenas podía leerse.... lste.... / "Elle est": "Elle est": martillaban allá los pistones de la locomotora. / Cuadrados mágicos (en los que la suma de todos sus lados y diagonales dan el mismo resultado, ¡ya lo sabemos!): ¿pero existen también 'cubos mágicos'? (Interesante; investigar a fondo más tarde). -El folleto de Cooperstown: la cuna del beisball y de James Fenimore Cooper (¿Por qué en ese orden? Y sólo se menciona Deerslayer y Pioneers. Se aniquila con el silencio el tercero de la serie, Home as found, donde describe a los yankees tan crudamente que aun hoy no perdió vigencia, y que también transcurre en todo su esplendor a orillas del Otsego: ¡animales, lo que les diría si se levantara de su tumba!). / La Renania mojigata: hasta el viento se apresura un poco más cuando pasa por Colonia.
Pero el transbordo fue perfecto: adolescentes obesos marchando por los andenes ataviados con guardapolvos color mestizo; el beso meticuloso de una pareja maquillada; en el compartimento contiguo, él le contaba una nouvelle: "¡Ay Fritz, no aquí! -¡Ay Fritz, no! -¡Ay Fritz! -¡Ay!" / La región del Ruhr: hombres incandescentes bailaban seguros dentro de chispeantes lazos de alambre; dormir durante un viaje en tren es un don divino (¡por lo tanto, no me ha sido concedido!). Ella iba hasta Münster, y otra vez le colgaban trenzas de humo de sus ollares, bajando por la blusa entreabierta, hacia la oscura falda, desde la cabeza hasta el halda (ahora Heinrich von dem Türlîn, Diu Crône; tan bueno como desconocido, y para mí de igual calidad que los tan apreciados clásicos alemanes de la Alta Edad Media, por momentos espléndidamente realistas, obscenos y grandiosos). / Un cartel pasó como una flecha ('Ibbenbüren'): aparecieron tanques lanzallamas entre muros color rojo seda, y yo en medio de todo eso como un patrullador avanzado de artillería: batalla en la selva de Teutoburgo, 1945 d. C. Arriba, en forma de cirros, la luz fluía de aquí para allá. / Clarividencia, sueños premonitorios, second sight y la errónea interpretación de éstos fenómenos incuestionables: el error fundamental siempre consiste en considerar al tiempo como una línea recta de números en la que no puede tener lugar otra cosa que no sea una sucesión. 'En realidad' habría que representarlo por medio de una superficie en la que todo existe 'simultáneamente'; porque el futuro 'ya' está desde hace rato (el pasado 'todavía' está) y en los estados excepcionales antes mencionados (¡que, no obstante, son 'naturales'!) precisamente ya se puede percibir. Si a partir de esto los intérpretes devotos empiezan a soñar en seguida con una 'acertada prueba de un alma inmortal', habría que señalarles que se limiten a la constatación de que el espacio y el tiempo están justamente construidos de manera mucho más complicada de lo que nuestros sentidos y cerebros simplificantes (biológicamente suficientes) pueden captar. / Muros cubiertos de una materia luminosa color marrón amarillento: el artista no tiene otra elección: existir en tanto que hombre o en tanto que obra; en el segundo caso es mejor olvidarse de la otra parte defectuosa: uno hectocotiliza uno tras otro fragmentos de libros y así lentamente se disuelve. / ¡Mejor ir hacia adelante con las valijas!: nebulosidades pasaron susurrando, algo sombrío color gris oscuro; sólo las estaciones de trenes conocían la luz. (Y el tragamonedas del cielo nocturno).

sábado, 21 de septiembre de 2013

El llano en llamas de Juan Rulfo

Uno ha creído a veces...que nada habría después.

Fragmento: Cuento Nos han dado la tierra de El llano en llamas de Juan Rulfo
Foto: Patricia Bottero


Cañón de Talampaya

    Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros.
    Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después; que no se podría encontrar  nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un pueblo. 
     Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor del humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.
     Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca.
   Hemos venido caminando desde el amanecer. Ahorita son algo así como las cuatro de la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde está colgado el sol y dice:
-Son como las cuatro de la tarde


martes, 30 de agosto de 2011

John Berger (Parte I): Las manos de un escritor.

Todas las historias son historias de manos.
Por Patricia Bottero

Foto: elpais.com
Las manos de su madre, las manos de Henry Moore, las manos del cuadro de Georges de La Tour, las manos dibujadas en sus libros, el guante que dejó caer en la tumba de Borges. Todas sus historias son historias de manos. Todas las manos son portadoras de historias. Aunque lo intentaran difícilmente podrían mentirnos. Esa indagación en el orden de la verdad es lo que nos acerca, en forma íntima, a este escritor. Sus textos admiten la confidencia. Son sus manos de escritor las que declaran la verdad como costumbre. Esa autenticidad, que tras provenir de la fidelidad de la ambigüedad de la experiencia, conmueve. ¿Quién no asocia las manos a algún recuerdo ancestral? Mi memoria evoca la nobleza de las manos de mi padre trabajando la madera, imagen redimensionada por la ausencia y la remembranza. Manos también condenadas a la verdad.

Foto: Patricia Bottero
¡Sí!:“Todas las historias son historias de manos, manos que agarran, que sopesan, que señalan, que unen, que amasan, que enhebran, que acarician, manos abandonadas en el sueño, manos que cortan, que comen, que limpian, que tocan música, que rascan, que asen, que pelan, que se aferran, que aprietan un gatillo, que se cruzan” (De A para X. Una historia en cartas, 2009)
Las manos de Henry Moore fotografiadas en “Cada vez que decimos adiós” (1991) despertaron en él, la piedad que el mismo artista  supiera volcar en su particular versión de La Pietá: “Las manos aparentemente de un viejo. Tal vez una mujer. Manos. Se podría pensar, que han cultivado la tierra, lavado, cocinado, planchado, consolado y vestido a un bebé”.

Job mocked by his wife
George de La Tour (1593-1652)
En la época en que Xavier no recibe correspondencia de Aída, en "De A para X. Una historia en cartas", otro preso le presta una reproducción de un cuadro de George de La Tour,  para que cuelgue en su celda. En el cuadro se observa a una mujer y a  un hombre. La mujer ilumina con la mano derecha y consuela con la mano izquierda al hombre. El cuadro, de un intenso impacto poético, se llama Job Mocked by his wife. Las manos de de La Tour se unieron a las de Berger. Esa noche Xavier, reposó.
      En Aquí nos vemos, John Berger, acompañado de su hija Katya, visita  la tumba de Borges, escena que remite fugazmente a la visita de Michael Berg junto a su hija, a la tumba de Hanna Schmitz en la novela El leedor  de Bernhard Schlink. En esta última, la visita es a la única mujer a quien había amado desde su juventud  y que el destino uniría a través del horror, la compasión, la mentira y otra vez, la verdad. 
Tumba de Borges en Ginebra.
      Aquí el motor es muy distinto. Frente al sepulcro del escritor, tantas veces citado por él, sus manos adquieren el candor del homenaje. Uno de sus guantes queda (¡¿accidentalmente?!) en la tumba de Ginebra, en uno de los relatos más sentidos dedicados a Borges.
¿Encontraron la tumba que buscaban?-preguntó el jardinero bosnio. 
Gracias a usted, contestó Katya.
¿Un familiar?
Sí, un familiar, respondió.
Aquí nos vemos. Cap.2. Ginebra.John Berger
      John Berger nació en Londres, tiene 85 años y vive desde hace décadas en los Alpes franceses. Trabajó en la Escuela de Arte con Henry Moore y escribió en el diario Tribune dirigido por George Orwell. Casi todas las expresiones artísticas se han visto iluminadas con su esencia. Entre los innumerables galardones y reconocimientos obtuvo el premio Booker en 1972, por su novela “G”. Sus obras literarias están colmadas de simbolismos. Nada en ellas queda librado al azar. Recorrerlas en lo intrínseco de su lirismo,  conlleva el grito ciego de la esperanza.

Diseño: Raúl Bongiorno.
En el mes de noviembre,  una adaptación teatral de su última novela, subirá a escena por primera vez en Buenos Aires. Una compañía teatral argentina que integro, es la responsable de llevarla a cabo. Mientras tanto, su prosa no deja de respirar.¿Cuántas vidas caben en una vida?
- "Aunque viviera mil vidas no podría inventarte"- responde De A para X.
-"Los misterios protegen lo sagrado"-comenta casual Cada vez que decimos adiós.
- "El número de vidas que entran en la vida de uno es incalculable"- responden en Aquí nos vemos, las manos de un escritor.

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Próximamente John Berger (Parte II): Fernando era Pessoa.

miércoles, 25 de mayo de 2011

XI Premio Casa de América de Poesía Americana- Madrid-España

Piedad Bonnett, la flamante ganadora 2011.
Poesía para seguir viviendo.
por Patricia Bottero
 
Piedad Bonnett
 "El acto creador del escritor entraña una profunda paradoja:realizado en la más absoluta soledad, está destinado a propiciar una de las formas más plenas de comunicación, sólo superada tal vez por la que existe en la relación íntima de dos personas enamoradas" Piedad Bonnett

       La obra poética: "Explicaciones no pedidas" de la poeta, dramaturga y traductora Piedad Bonnett, nacida en  Amalfi, Antioquia, Colombia en 1951, fue la ganadora del XI Premio Casa de América de Poesía Americana. La selección se realizó entre 391 obras provenientes de 22 países.
      El jurado destacó "su inteligencia, su delicadeza y sus recursos poéticos, que consiguen establecer un diálogo unitario entre la imaginación y la realidad".
      Piedad Bonnett ha escrito siete libros de poemas: De círculo y ceniza,  Nadie en casa, El hilo de los días, Ese animal triste, Todos los amantes son guerreros, Tretas del débil y Las herencias. También novelas como Después de todo, Para otros el cielo y El prestigio de la belleza; y varias obras de teatro como Gato por liebre y Se arrienda pieza. Es una de las más destacadas escritoras colombianas.
      Disfrutémosla en un poema de su Antología poética:

Los imperturbables
Un sentimiento incómodo la compasión
ese que se levanta
al ver que el joven con el que nos cruzamos
el de la frente gacha
tiene los ojos húmedos

o que un anciano ciego tropieza y manotea
con los anteojos rotos y las rodillas rotas
y la cara turbada de los abandonados

que una multitud huye
cargando sus gallinas y el peso de sus muertos

La compasión confunde
                                   (nos hace odiar y amar al mismo tiempo)
desata nuestras culpas
adensa entre las manos la moneda
con la que consolamos la impotencia

y nos convierte en frágiles
seres sentimentales
tan oscuros a veces a las puertas del sueño

e incapaces de ir firmes y rotundos
como esos otros
                                   los imperturbables.



lunes, 9 de mayo de 2011

Sábato y Borges o Ernesto y Jorge Luis

El arte y los sueños
Un encuentro que dejó huellas
por Claudia Vai


      En diciembre de 1974, el periodista Orlando Barone reunió a los escritores Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato para hacerlos dialogar. Como resultado de esos encuentros Barone publicó un libro denominado: “ Jorge Luis Borges - Ernesto Sábato - DIÁLOGOS”

      En uno de esos diálogos hablan sobre el arte y los sueños, les transcribo un fragmento:

Borges: - Una persona que sueña es a la vez el teatro, el actor, el autor y el decorado (Sábato asiente con la cabeza)

Barone: - Pero ¿ por qué tantas veces los sueños son angustiosos ? ¿Más angustiosos que felices ?

Sábato: Porque no tienen salida. El arte y el sueño tienen un principio común, a mi juicio. Pero en el arte hay salida y en el sueño no. El artista se sumerge, en un primer momento, en el mundo de su inconsciencia, que es el de la noche y en eso se parece al sueño. Pero luego vuelve hacia fuera, es el momento de la expresión, depresión hacia fuera. Es entonces cuando el hombre se libera. En el sueño todo queda adentro.

Borges: - Veo que usted, Sábato, es un especialista en sueños.

Sábato: - Todos lo somos.

Borges (irónico): - Sin embargo conozco personas tan desdichadas que no han soñado nunca (se rién)

Sábato: - Es lo que creen. Todos soñamos, casi todo el tiempo. Se han hecho unos experimentos. Se hace dormir a un sujeto. Cuando empieza a soñar, y eso se sabe por el encefalógrafo, se lo despierta. Luego se lo hace dormir de nuevo y de nuevo se lo despierta cuando empiezan los sueños. Dicen que así se ha puesto al hombre al borde de la locura. Esto prueba que el sueño sirve para no volverse loco en la vida cotidiana. Yo pienso que con el arte pasa lo mismo. Que el arte es para la comunidad lo que el sueño es para el individuo. Tal vez sirva para salvar a la comunidad de la locura. Y esa sería la gran misión del arte.

Borges: - Recuerdo un sueño, hace unas noches. Había encontrado un libro inglés del siglo XVII y me decía que era muy lindo haber hallado esa edición, pero después pensé que si estaba soñando al otro día no iba a encontrarlo. Entonces me dije, voy a poner el libro en un lugar seguro, y lo puse en un cajón de la biblioteca. Así, iba a poder ubicarlo cuando me despertara.

Sábato (con leve ironía) - Un sueño borgiano !

viernes, 6 de mayo de 2011

Sábato y Galeano o Ernesto y Eduardo.

Dos maestros nos invitan a reflexionar.
por Claudia Vai
para amartuarte

      El sábado 30 de abril, falleció el escritor, ensayista, físico y pintor argentino Ernesto Sábato.
     Durante el transcurso del programa televisivo “El Refugio de la Cultura” , que se emite semanalmente por Canal 7, el periodista Osvaldo Quiroga lo recordó a través de un recorrido por su obra literaria y su extensa trayectoria de vida. Deseo compartir con ustedes un texto que fue leído por el actor Juan Leyrado:       
       
 Máscaras – Ernesto Sábato

      Persona, quiere decir máscara y cada uno de nosotros tiene muchas.
    ¿Hay realmente una verdadera que pueda expresar la compleja, ambigua y contradictoria condición humana?.
     Siempre es terrible ver a un hombre que se cree absoluta y seguramente solo, pues hay en él algo trágico, quizás hasta sagrado y, a la vez, horrendo y vergonzoso.
      Siempre llevamos una máscara, que nunca es la misma, sino, cambia para cada uno de los lugares que tenemos asignados en la vida: la del profesor, la del amante, la del intelectual, la del héroe, la del hermano cariñoso.
      Pero ¿qué máscara nos ponemos o qué máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca?.
      Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el hombre está, entonces, frente a la Divinidad o, por lo menos, ante su propia e implacable conciencia.
      ¡Cuántas lágrimas hay detrás de la máscara!
      ¡Cuánto más podría el hombre llegar al encuentro con el otro hombre, si nos acercáramos los unos a los otros como necesitados que somos, en lugar de figurarnos fuertes!.
      Si dejáramos de mostrarnos autosuficientes y nos atreviéramos a reconocer la gran necesidad del otro que tenemos para seguir viviendo, como muertos de sed que somos en verdad ¡cuánto mal podría ser evitado!

    Lo que Sábato nos propone en este texto parece ambicioso y sospecho que difícil de cumplir. Sin embargo, cada vez que lo releo compruebo que “Máscaras” encierra una gran dosis de Utopía, y es aquí dónde Eduardo Galeano se hace presente con su “Ventana sobre la utopía”:

- Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía, entonces?Para caminar, para eso sirve!.                                              
       Otra vez, dos maestros que comparten la exquisita sensibilidad por la selección y combinación de las palabras, nos ayudan a reflexionar. Creo que vale la pena intentarlo.

Estela de madrugada de Ricardo Halac

En busca de un destino correcto. por Diego Sánchez y Solís @DiegoSyS   El Centro Cultural San Martín presenta la obra Estela de...