por Claudia Vai
para amartuarte
El sábado 30 de abril, falleció el escritor, ensayista, físico y pintor argentino Ernesto Sábato.
Durante el transcurso del programa televisivo “El Refugio de la Cultura” , que se emite semanalmente por Canal 7, el periodista Osvaldo Quiroga lo recordó a través de un recorrido por su obra literaria y su extensa trayectoria de vida. Deseo compartir con ustedes un texto que fue leído por el actor Juan Leyrado:
Máscaras – Ernesto Sábato
Persona, quiere decir máscara y cada uno de nosotros tiene muchas.
¿Hay realmente una verdadera que pueda expresar la compleja, ambigua y contradictoria condición humana?.
Siempre es terrible ver a un hombre que se cree absoluta y seguramente solo, pues hay en él algo trágico, quizás hasta sagrado y, a la vez, horrendo y vergonzoso.
Siempre llevamos una máscara, que nunca es la misma, sino, cambia para cada uno de los lugares que tenemos asignados en la vida: la del profesor, la del amante, la del intelectual, la del héroe, la del hermano cariñoso.
Pero ¿qué máscara nos ponemos o qué máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca?.
Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el hombre está, entonces, frente a la Divinidad o, por lo menos, ante su propia e implacable conciencia.
¡Cuántas lágrimas hay detrás de la máscara!
¡Cuánto más podría el hombre llegar al encuentro con el otro hombre, si nos acercáramos los unos a los otros como necesitados que somos, en lugar de figurarnos fuertes!.
Si dejáramos de mostrarnos autosuficientes y nos atreviéramos a reconocer la gran necesidad del otro que tenemos para seguir viviendo, como muertos de sed que somos en verdad ¡cuánto mal podría ser evitado!
Lo que Sábato nos propone en este texto parece ambicioso y sospecho que difícil de cumplir. Sin embargo, cada vez que lo releo compruebo que “Máscaras” encierra una gran dosis de Utopía, y es aquí dónde Eduardo Galeano se hace presente con su “Ventana sobre la utopía”:
- Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía, entonces?Para caminar, para eso sirve!.
Otra vez, dos maestros que comparten la exquisita sensibilidad por la selección y combinación de las palabras, nos ayudan a reflexionar. Creo que vale la pena intentarlo.
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