La colección: Extraordinaria y vanidosa.
por Patricia Bottero
Olga Cossenttini 141. Puerto Madero. Visitas martes a domingos de 12 a 21hs |
Dentro de una construcción edilicia, obra de arte contemporánea en sí misma, de 6.900m2, distribuidos en 4 enormes niveles: dos subsuelos y dos pisos, a los que se accede a través de escaleras mecánicas, de espaldas al río aunque con una hermosa vista al dique 4 de Puerto Madero, el Museo inaugurado en el año 2008, mira altivo a la ciudad. La magnífica cúpula realizada íntegramente en vidrio con moderno sistema de parasoles de aluminio que abren o cierran según la intensidad de los rayos solares, brinda luz natural a dos de sus pisos. En ese contexto sorprende la ecléctica colección de arte de Amalia Lacroze de Fortabat.
Se pueden encontrar desde obras maestras de artistas nacionales como Antonio Berni, Carlos Alonso, Antonio Seguí y Raúl Soldi hasta un pequeño óleo de Ernesto Sábato. Entre los artistas extranjeros desde Turner, Klimt, Rodin y Dalí hasta la excentricidad de un retrato realizado por Andy Warhol que la dueña de la colección encargara en los 80 al artista, una escultura de August Rodin y un jarrón griego del siglo V a. C. Todo es luz, amplitud, buen gusto y vanidad.
En el segundo subsuelo se encuentran obras agrupadas en los núcleos arte internacional, el espíritu de la modernidad, figuraciones I y II y Antonio Berni. Destacan una instalación de la difunta Correa de Berni, un retrato de Manuel Mujica Láinez de Héctor Basaldúa, La resistencia de Emilio Petorutti, la serie Pan-tree (1953) de Xul Solar, la impactante Torre de Babel del Circulo van Heenaskerck, el cuadro de Turner Julieta y su aya, portada elegida para el folleto del Museo, ubicado en una de las cabeceras de la sala y en la otra la obra maestra El almuerzo de Antonio Berni. También Eva con manzanas y Eva con rosas (1991) de Manolo Valdéz, una escultura de August Rodin “La edad de bronce” (1875-1876) y los dibujos de Salvador Dalí.
En el primer subsuelo se expone el núcleo el paisaje, la ciudad y la tradición del siglo XIX y XX y la sala familiar. Sobresalen el óleo de Prilidiano Pueyrredón Apartando en el corral, y el Con la premura el caso (1998) de Antonio Seguí, recientemente homenajeado en el Danza Rojas 2011. Impacta la serie de Carlos Alonso dedicada a Van Gogh: El pintor caminante (1991), en la que señala "el carácter de hombre viajero, de explorador constante, del artista que busca su motivo, y que encuentra en el estímulo exterior y en el contacto con la naturaleza su propia definición", Fin del invierno (1974), la impactante y sufriente La oreja (1972) y Las vendas (1972). También la belleza de Entre los duraznos floridos (1915) de Fernando Fader.
En el primer piso, reunidos bajo el eje abstracciones y figuraciones se encuentra una pequeña perla, un óleo de Ernesto Sábato denominado, Tacita con fruta (1990). También Piazollanando (1994) de Pérez Celis, El tejido social (2004), Desconstrucción histórica (1997), Tormenta en la pampa (1991), Desconstrucción urbana y especialmente ,Jeroglífico del sueño(1992), todos de Felipe Noé.
En el segundo piso, los núcleos Raúl Soldi y objetos de la colección como relieves, máscaras egipcias y una gran cratera griega del siglo V a. C. Se subrayan en la sección destinada a Soldi el cuadro Ausencias (1989) en el que se ve a una mujer escribiendo en un tablero de ajedrez la frase “Ven a mis brazos una vez ahora sólo una vez las rosas” una ilustración para el libro “Las horas sin tiempo”.
La extrema rigidez en la implementación de las normas de seguridad por parte del personal, interfiere en el pleno disfrute de tan extraordinaria colección. No obstante eso, la felicidad que propone el encuentro con los grandes maestros convierten a este lugar en uno de los más destacados de la ciudad.
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